Quién se precie de ser ágil y no vea en la agilidad un motor de cambio social, más allá del empresarial, esta sencillamente lejos de entenderla.
Quizás agilidad no sea el término, aunque este surge del movimiento más que del contexto, pero busco el momento y la oportunidad en que todas estas ideas de empoderamiento de equipos, de transparencia, de colaboración, de mejora continua, de libertad, de confianza, de exploración en medio de la complejidad, trasciendan el ámbito empresarial para convertirse en grandes motores de transformación social, que quizás por fin puedan sacar a la luz las actualmente escondidas bondades de la humanidad.